El nacimiento de Venus. 

Sandro Boticelli, 1486.

Hacía muchos años que no se veía nada igual en Europa. Los desnudos habían sido desterrados por pecaminosos durante la larga Edad Media. Así que imaginad lo que tuvo que suponer para los florentinos del Renacimiento ver una Venus desnuda a tamaño natural. Fue un auténtico escándalo. Venus o Afrodita surgida de las olas del mar llega en una vieira gigante con su cuerpo desnudo y una belleza como nunca antes se había visto. La pintó un artista muy reconocido entonces por sus vírgenes o madonnas que de repente se aventuró a realizar 4 obras mitológicas muy importantes, y esta llamó la atención como ninguna. Solo antes se había pintado a Eva pecadora desnuda. Y el primer desnudo profano que se hizo en Florencia fue el del David de Donatello, 50 años antes.

Boticelli usa todo lo que sabe de la escultura clásica griega tan de moda en esos tiempos: la Venus desplaza su peso en una sola pierna que crea un contraposto o la famosa “curva praxiteliana” haciendo más atractiva la curva de su cadera. Usará los cánones de belleza de Policleto y Praxiteles. Según la leyenda cuando los testículos de Urano fueron castrados y lanzados al mar por Cronos, salió una espuma marina de la que nació esta bella diosa ya hecha mujer. Diosa del amor y la belleza, será la protagonista de miles de obras de arte y de versiones de sí misma dependiendo de sus cualidades, como por ejemplo la Venus púdica, la celestial, genetrix, vitrix, urania…. y así unas cuantas.

Este personaje mitológico es tan complejo como interesante. Y también es muy intrigante preguntarse de dónde se sacó Boticelli, el hijo de un curtidor, los conocimientos mitológicos tan precisos para hacer esta obra. Entonces Botticelli innovó en el tema, en cómo abordarlo y en el soporte: porque lo habitual era pintar sobre tabla de álamo y él usó un lienzo enorme (184×285)