
Brujas yendo al Sabbath.
Luis Ricardo Falero, 1878.
Hay que hablar de este artista casi desconocido en su propio país: nació en Granada en una familia de alto nivel que con solo 9 años le mandó a estudiar inglés a Richmond. Fue una especie de niño prodigio que estudió ingeniería, química y arte, pero él prefería pintar desnudos. Vivió casi toda su vida en Gran Bretaña donde gozó de un gran éxito, y también tuvo mucha popularidad en Francia y en Estados Unidos donde expuso esta preciosa obra en los museos más reconocidos.
Se sentía atraído por la astronomía, la magia, el ocultismo y las cosas místicas, y de ahí que la mayoría de sus pinturas tengan como protagonistas a mujeres misteriosas con distintos poderes. Murió muy joven, con 45 años en Londres. Esta pintura es una de sus más famosas creaciones por ser hipnótica y atrapar la mirada dando vueltas por el cuadro para fijarse en los miles de detalles y expresiones.
Falero consigue que tus ojos no se detengan en ningún punto y sea una “obra infinita” gracias a su composición: los personajes centrales forman un triángulo del que nace el círculo exterior que termina siendo una espiral que te lleva de nuevo al punto de partida. La Inglaterra victoriana, recta y moralizante de la época, sintió fascinación por esta obra donde las brujas desnudas y sensuales vuelan arremolinadas por los cielos acompañadas de seres en una especie de éxtasis.
